Laser CO2
El envejecimiento de la piel es un fenómeno complejo que afecta tanto las capas superficiales como profundas. Los cambio clínicos más evidentes son la aparición de arrugas y flacidez.
Otros signos de envejecimiento se manifiestan por vasos dilatados, manchas, aumento de los poros y cambios de la textura de la piel.
Los cambios histológicos son disminución del colágeno y de fibras elásticas.
Los minúsculos haces del láser de dióxido de carbono penetran en la piel a modo de columnas térmicas hasta la dermis profunda. El calentamiento de la dermis profunda aumenta la producción de colágeno, observándose a los pocos días un aumento de la tensión de la piel y reducción de líneas y arrugas finas. A nivel de la epidermis produce una ablación superficial con eliminación de máculas actínicas, queratosis solares, atenuación de los poros y reducción de cicatrices de acné.
Las áreas corporales más frecuentes a ser tratadas con láser de dióxido de carbono son aquellas más expuestas al sol: la cara, el cuello, el escote y las manos.